En esta noticia se refleja como la experiencia de los trabajadores facilita y beneficia a la empresa en su producción. Se comenta que los trabajadores a partir de los 45 años, comienzan a empeñarse más en sus tareas y además, se le suma su gran trayectoria trabajando, lo que les garantiza mucho más facilidad a la hora de trabajar y sobre todo sus “conocimientos acumulados”. Valoran más el trabajo que una persona joven, pues como dicen la noticia, éstos últimos buscan experiencias nuevas, justo lo contrario de las personas más mayores, que se esfuerzan en permanecer en su trabajo. Han llegado a “adquirir estrategias para solventar los conflictos que se les presentan en su entorno de trabajo”, lo que les convierte en una gran ayuda para la empresa.
La noticia se basa en relación con el tema 8, el apartado “elementos/estructura funcionales”. Comenta la división del trabajo por departamentos con ramas especializadas, la separación entre los campos y departamentos, y el crecimiento de las funciones y la verticalidad. Estas personas que suelen superar los 45 años, suelen dar más funciones positivas funcionales, pues exigen menos necesidades que un joven de 25 años, aunque quizás su adaptación al cambio no sea tan rápida como la de un joven, ya que lleva casi toda la vida trabajando en lo mismo (o suele ser así). Suelen cumplir los reglamentos y las políticas explícitas de la empresa, pues deben asegurarse de su puesto de trabajo. No es fácil encontrar tanto trabajo a esa edad, y menos en esta situación de crisis. Así pues, suelen considerarse como trabajadores “ejemplares”, añadiendo su gran fidelidad a las empresas en la que trabajan.
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